08 diciembre 2005

EL ROSAL DE LOS CERROS

Viene amagando la noche ,
trayendo enancada el agua.
Castiga el viento, los montes,
quebrando sus verdes ramas.
Se alborotan las haciendas,
buscan guarida, las aves
y en la costa "e los arroyos",
se despeinan los sauzales.
Al tranco lerdo de un zaino*,
llegó el paisano a "las casas".
Traía frío hasta en los huesos,
pero calor en el alma.
Abrió la puerta extrañado,
notando un silencio raro,
y junto al candil que humeaba,
vió la traición dentro "el rancho".
Se le aflojaron las piernas,
al ver tamaña desgracia.
Se le añudo* la garganta,
se le nublo la mirada.
Trago saliva sediento,
sintió calor en la cara,
y mascando su dolor,
dijo el criollo estas palabras:
-A usted...a usted debiera matarlo,
para quitarme el veneno,
pero el filo de mi daga ,
no ha de mancharla un rastrero.
Y luego , mirando a su hembra:
-No temblés, no seas cobarde,
que nos es a vos, a quien busco...
busco al hijo de mi sangre.
Sacó el cachorro de la cuna
lo apretó contra su pecho ,
y envolviendolo en su poncho,
salió con tranco resuelto.
Acomodo al inocente,
en la cruz del zaino viejo,
y en la noche tormentosa,
enderezo "pa los cerros".
Un relámpago siniestro cruzó ,
por lo alto de un pico,
y lo han visto al pobre gaucho,
besando en la frente al hijo.
Tapó con su poncho pampa
los ojos del zaino viejo
y cerrándole las piernas,
le puso a la muerte el pecho.
Y en el lugar que cayeron,
comenta la gente "el cerro",
que ha florecido un rosal
que va cubriendo unos huesos...

2 comentarios:

simalme dijo...

Es un argumento parecido al de hijo de la luna. ¿El bebé queda vivo?...Parece que mueren los dos, ¿no?. Un saludo, Rodolfo.

Joselu dijo...

Es curioso porque los versos son octosílabos pero no hay rima definida. Una historia trágica que queda en la incertidumbre. Estoy como Simalme. El lector queda sobrecogido. Un saludo.