Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé.
En el quinientos diez y en el dos mil, también;
Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos, valores y dobléz.
Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá(d) insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos(dos) en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao.
Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón.
¡Que falta de respeto, qué atropello a la razón!
cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Toscanini va Scarface y Napoleón,
Yatasto y Marimón, Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia junto al calefón.
Siglo veinte, cambalache problemático y febril...
El que no llora no mama y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno se (nos) vamo´(s) a encontrar...
! No pienses más; sentate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao...
Si es lo mismo el que labura noche y día como un buey,
que el que vive de las minas, que el que mata,
que el que cura, o está fuera de la ley.
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Letra y música: Enrique Santos Discepolo
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SUS OJOS SE CERRARON
Sus ojos se cerraron...
y el mundo sigue andando,
su boca que era mía ya no me besa más,
se apagaron los ecos de su reír sonoro
y es cruel este silencioque me hace tanto mal.
Fue mía la piadosa dulzura de sus manos
que dieron a mis penas caricias de bondad,
y ahora que la evoco hundido en mi quebranto,
las lágrimas pensadas se niegan a brotar,
y no tengo el consuelo de poder llorar.
¡Porqué sus alas tan cruel quemó la vida!
¡porqué esta mueca siniestra de la suerte
!Quise abrigarla y más pudo la muerte,
¡Cómo me duele y se ahonda mi herida
!Yo sé que ahora vendrán caras extrañas
con su limosna de alivio a mi tormento.
Todo es mentira, mentira es el lamento.
¡Hoy está solo mi corazón
!Como perros de presa las penas traicioneras
celando mi cariño galopaban detrás,
y escondida en las aguas de su mirada buena
la suerte agazapada marcaba su compás.
En vano yo alentaba febril una esperanza.
Clavó en mi carne viva sus garras el dolor;
y mientras en las calles en loca algarabía
el carnaval del mundo gozaba y se reía,
burlándose el destino me robó su amor.
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Letra:Alfredo Le Pera. Mùsica: Carlos Gardel
3 comentarios:
Qué tanguero últimamente. Y qué animo tan para un tango también, parece...
Cambalache es tan actual que deberían leerlo todos los gobenantes antes de comenzar sus campañas electorales, y para darse cuenta que el pueblo no es tan tonto como aparenta.
Preciosos los dos tangos.
Besitos
Silvia:
Hay muchos tangos divertidos tambièn.
Graciaspor pasar.
Cariños
Ula:
Gracias!.Realmente es una letra lamentablemente vigente , esperemos que este nuevo siglo cambie.
Cariños
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